José María Rondón
| Sevilla
El flamenco siempre estuvo
ahí, en la calle, en la vida, en los tabancos. Era algo más que cante, más que
fiesta: una forma de estar en el mundo, de entenderlo. Se convirtió en una
suerte de seña de identidad de lo español, volcán negro de nuestra cultura.
Fascinó a los fotógrafos con su oscuridad, su llanto, su fiesta. Y en esa
relación echa ahora sus redes la exposición 'Prohibido el cante', abierta hasta
el próximo 30 de agosto en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC).
La historia visual que
presenta esta exposición recorre el último siglo y medio, desde
Sea por la razón que sea, en
estas más de 200 imágenes está la historia misma del flamenco, tal como aseguró
ayer el director del CAAC, José Lebrero. En 'Prohibido el cante' se puede seguir
ese tránsito del arrabal a los barrios lujosos de París, del tablao a las aulas
tituladas, del café cantante a los teatros, de la taberna a las academias. Para
testimoniar esa travesía –o, acaso, para atisbar qué misterio hay en ese arte
están los trabajos de Robert Capa, Henri Cartier-Bresson, Brassaï,
Pierre Gonnord, Man Ray, Ramón Masats, Colita, Pierre Verger o Ruvén Afanador,
entre otros.
Ahí Josephine Baker,
fotografiada en el Studio Harcourt de París, con pendientes y mangas de farol...
En este 'Prohibido el cante'
–que sigue el rastro de la exposición 'Flamenco, vanguardia y cultura popular',
que pudo verse en el Museo Reina Sofía hace más de un año– hay imágenes
deliciosas. Ahí está esa gitana vieja en la fotografía de Som Cerezo,
con la mirada al cielo y las manos en oración, junto a la sombra del guardia
civil. O el mismísimo John Lennon, con gesto bravo, capa y sombrero de
ala ancha, nada más aterrizar en Londres tras su concierto en Las Ventas en
1965. Y Josephine Baker, fotografiada en el Studio Harcourt de París, con
pendientes y mangas de farol...
«No es un objetivo de esta
propuesta avivar la controvertida especulación sobre los orígenes del flamenco.
Sin embargo, incluye una cuidada selección de sus primeras fotografías antiguas,
desde 1858, realizadas fundamentalmente en los dos lugares donde se construyeron
las principales teorías de la imagen reproducida sobre esta expresión artística:
Andalucía y París», explica José Lebrero, comisario de una exposición
coproducida por el CAAC y
Por su parte, el director de
Proyectos de
También se ofrecerá un teatro
musical infantil, 'Flamenquita, la niña que perdió el compás', durante los tres
últimos domingos de mayo y el primero de junio «para acercar a los más pequeños
también al flamenco», ha concluido Canido.